sábado, 30 de enero de 2016

Reflexión acerca de cómo ser buen Padre y buena Madre

SENCILLA  REFLEXIÓN  ACERCA DE CÓMO SER BUEN PADRE Y BUENA MADRE DE FAMILIA EN ESTOS TIEMPOS TAN CAMBIANTES Y DE TANTOS RETOS.


Lo primero que quiero decir es que existen al menos tres elementos o cualidades que deben tener quienes se enfrenten a esa grave responsabilidad de ser padres de familia. Es como un trípode: amor o cariño – exigencia – información.  Se podría representar así:


De acuerdo a esto miremos entonces, qué es lo que deben hacer los padres con sus hijos e hijas; entre muchas otras cosas.

1. Tocar a los hijos no solamente cuando son bebecitos sino en todo momento, tengo que dejar ese pensamiento que porque ya está grande no lo puedo abrazar, etc.  Debo incrementar el contacto físico; si no se tocan los hijos, si no se bañan en amor se marchitan.  Es lógico que ese tocar no se puede malinterpretar ni confundir con cosas diferentes a expresar un amor puro y sincero de padres a hijos como lo quiere Dios.  El tocar a los hijos es para abrazarlos, despertarlos con cariño y no a los gritos.  Hay que tocar y abrazar con amor y no con crueldad, teniendo en cuenta que también hay que corregir.

2. Exigir mucho, enseñar mucho, hacer las cosas.  Hay que equilibrar amor con exigencia para que se logren buenos resultados.

3. Información: hay que saber, hay que aprender mucho para orientar a los hijos en todas las etapas de la vida.  Esa información debe ser en todos los aspectos.  Entonces, para todo eso que hay que hacer ¿Con cuáles características o valores se debe enfrentar esa magna tarea? Quiero hablar de tres de ellas, sabiendo que hay muchas más.

a) Ser afectivo: de esa manera se forma un hijo que es comprensivo, acogedor, cariñoso.  Esto es por regla general (es natural que como en todo puede haber excepciones).  En esta característica  los padres se interesan por la salud física y emocional de sus hijos e hijas, se fomenta la autonomía, la creatividad, la autorregulación.  Alientan, apoyan, comprenden, estimulan e incentivan.

b) Ser normativo: De esa manera se forma un hijo justo, responsable, organizado y organizador.  Es la regla general (puede haber excepciones como en todo). Aquí los padres explican sus decisiones, ponen normas claras y limites racionales, reconsideran y dialogan, admiten excepciones (esto no es perder autoridad), escuchan explicaciones.

Admitamos que haya mala cara porque los hijos tienen derecho a refunfuñar, pero sin llegar a extremos (Sabemos que no somos perfectos de ninguna manera).  Se les puede dar una manito hasta que aprendan. También se deben escuchar los puntos de vista de los hijos buscando que haya siempre respeto de parte y parte.

Debemos abrazar al hijo siempre que llega  y decirle: yo te quiero mucho.  También debemos hacer las cosas con ellos: barrer, trapear, recoger cosas, etc. Y así aprendan con el ejemplo.  Es más importante los hijos felices que una casa en buen estado; pero no se trata tampoco de decir que hay que ser abandonados, se debe buscar el equilibrio en todo.



Otra cosa que no podemos hacer es crear un mundo de adultos para los niños ya que de pronto por darnos gusto a los mayores puede que no disfruten su vida (recordemos que la niñez no es una etapa para que se forme todo el hombre del mañana sino para que se consuma todo el niño de hoy. (Esto lo dice la psicología).

Los adultos muchas veces no se divierten, no descansan y por eso se irritan con facilidad y en muchas ocasiones los niños son los que pagan toda esa ira que se siente.  Los niños y las niñas no han pedido que se les traiga a este mundo, por eso no debemos condenarlos a pagar todas esas incomprensiones, peleas, disgustos, rabias, aburrimientos de los padres por las diferentes situaciones que se viven.  Recordemos que los padres ya sean jóvenes o adultos supuestamente deben saber por qué pasan las cosas; en cambio los niños no saben por qué sucede tal o cual cosa y es totalmente injusto desquitarnos con ellos de lo que le pasa a los adultos, no  tenemos derecho a privarlos de las alegrías que deben experimentar en esa etapa de sus vidas. 

La invitación es a que nunca hagamos de nuestros hogares campos de batalla en donde los niños y niñas presencien violencias o peleas porque eso les va a perjudicar notablemente, los va a traumatizar en un futuro, los hace crecer con angustias existenciales y no le van a ver sentido a sus vidas; aquello de venir al mundo que debe ser una profunda alegría se les convierte en una pesadilla y pueden sentir que ellos son los culpables o causantes de tal o cual situación de incomprensión que se da al interior de su familia. Tratemos al máximo de evitar eso para hacer niños y niñas más felices, que sean un buen futuro para el mundo.

Si de pronto sucede algo difícil a nivel de pareja delante de los niños, la recomendación es que hagamos el esfuerzo de reconciliarnos y pedirnos perdón también delante de ellos y ellas para enseñarles a reconocer los errores y a perdonar, pero lo más ideal es que eso no sea frecuente.  Lo más conveniente es tratar al máximo de conservar la armonía en la pareja, que los niños y niñas noten que sus padres se aman de verdad y que vale la pena formar hogares. Pensemos en esto: hay grandes crisis de familias, de hogares en el mundo pero tal vez no hemos pensado que nuestro mal comportamiento como parejas ha hecho que muchos de nuestros hijos o hijas que han formado hogares también repitan la historia de lo que vieron en sus propias familias y quizá no fue lo mejor.

También hay que salir, divertirse, etc. Hay que dejar que los niños se diviertan, jueguen, también jugar con ellos, proporcionarles un ambiente agradable en el hogar para que estén contentos y no tengan que salir a buscar a otras partes esas alegrías porque pueden resultar en sitios peligrosos, no hagamos que corran el riesgo de perderse en medio de los flagelos que hay en la calle.  Otra cosa que se debe hacer es no rogarles, no insistirles que coman; ellos comen cuando tienen hambre. La sugerencia es que si no quieren almorzar por ejemplo no les ponga problema, eso sí no dejar que coman golosinas u otras cosas que les quiten el apetito frente al alimento que deben comer.  Es natural que pueden haber situaciones en las que hay que actuar diferente.  Ejemplo: si el niño está enfermo o tiene alguna limitación, aquí las cosas son distintas.

c) Ser asertivo: De esa manera se forma un hijo directo, firme, correcto. Es la regla general, pero también puede haber excepciones. Aquí los padres confrontan en forma directa y racional, piden lo que necesitan, reclaman lo que merecen, no se dejan amedrantar o amedrentar, ni por amenazas, ni por sobornos; aceptan los errores, saben decir sí o no de acuerdo a las circunstancias. En esta característica se puede tener en cuenta el hecho de saber en qué momento se enseña, se da la información que se necesita; de esa forma también se puede ser asertivo.

Según la descripción que se ha hecho de estas características vemos que se coincide de alguna manera con lo enunciado al principio sobre los elementos o cualidades que deben poseer los que quieren ser padres de familia.  Veamos: El amor o cariño que es el primer elemento tiene mucho que ver con la gran característica de ser afectivo. La exigencia que es el segundo elemento tiene que ver en gran medida con la característica de ser normativo. La información que es el tercer elemento enunciado tiene que ver con el ser asertivo en el sentido de saber en qué momento el hijo o la hija necesita tal o cual información de acuerdo a su edad. También tiene que ver con el hecho de saber decir sí o no de acuerdo a lo que se presenta.


NOTAS IMPORTANTES


 Somos conscientes de la tremenda realidad de todo el cambio que se da cada día en la sociedad por todas las circunstancias que enfrentamos: avances científicos, tecnológicos, cambios en la manera de ver el mundo de cada uno de los seres humanos etc.; pero a pesar de todo eso, pienso que nunca debemos dejar que la creencia en Dios, en ese ser grande y poderoso que nos creó cambie; por el contrario, debe ser cada vez más firme y certera, la fe en él debe ser férrea, que nada ni nadie la socave por ningún motivo y también creo que la fuerza del amor de la pareja debe estar fundamentada en el Todo poderoso para que no se debilite al enfrentar tantas cosas difíciles que hay en el matrimonio, pedir a Dios que nos ayude para no rechazar la tecnología porque eso sería retroceder, sencillamente no se trata de pelear con los hijos, sino de hacerles entender que hay que manejar las cosas con cuidado, que esa tecnología mal manejada trae problemas y peligros pero que si se maneja a conciencia puede resultar muy útil.  No es algo que sea fácil pero tenemos que reconocer que es una época diferente y con Dios debemos aprender a manejarla.

En conclusión: si de verdad contamos con Dios y María Santísima y si nuestro amor como pareja es fuerte, podremos lograr hogares hermosos, hijos e hijas felices como lo quiere nuestro Dios.

Tengamos en cuenta lo siguiente: el mundo puede dar los cambios que sean, pero si Dios y la Virgen Santísima son el centro de nuestra vida y de nuestros hogares, si el amor de la pareja es honesto y sincero comprometiéndonos a ser transparentes y diáfanos se logrará aunque no sea de manera perfecta tener buenas familias constituidas según el querer de Dios y no como las leyes del gobierno y el mundo lo pretenden instituyendo familias de cualquier manera a su amaño y capricho.

Necesitamos hogares en donde de verdad se formen las personas que van a llegar a hacer parte de la sociedad y lo ideal es que sean personas que ayuden a la construcción y no a destruir los valores que a través de toda una historia de la humanidad se han implementado con el objetivo de ayudar a la sana convivencia y a la construcción de la civilización del amor.

Con humildad y con sinceridad de corazón deseo a todas aquellas personas que lean estas líneas para que les ayude de alguna manera a continuar en ese camino si consideran que van bien o de pronto a replantear un poco la manera de proceder si se considera que no es la adecuada para ayudar en la búsqueda de una mejor sociedad que esté cubierta con el grandioso manto de la paz.

Ésta es una reflexión que considero sensata y pertinente en el crucial momento que vive el mundo, escrita y compartida por el maestro jubilado Miguel Angel Pérez Idárraga, con base en las experiencias vividas a lo largo de 23 años de docencia en varios municipios y colegios del Departamento de Antioquia en el país de Colombia, la experiencia de más de cinco años como coordinador de un comité interdisciplinario de una institución educativa en donde se trabajó fuertemente con padres de familia y estudiantes ayudándoles no solamente en su parte intelectual sino formativa, la experiencia compartida con algunos colegas en varios talleres de escuela de padres de familia y en general la experiencia del día a día en la interacción con los estudiantes; además cuento con un buen número de experiencias en los casi 28 años de vida matrimonial en la Santa Iglesia Católica, la cual inicié el 16 de diciembre de 1987. Con mi esposa María Consuelo Gómez Gómez hemos acompañado a varias parejas que estaban en dificultades y para la gloria de Dios con nuestras humildes orientaciones algunas de ellas volvieron a organizar sus hogares, manifestándonos que es un buen trabajo y que ojalá lo pudiésemos extender por el mundo entero.

Ésta es la primera reflexión de alguna serie de mensajes que Dios mediante deseo compartir con la humanidad con el objetivo de ayudar un poco a la toma de conciencia de todas las personas, pero especialmente de quienes desean asumir el gran reto de hoy: ser buenos padres y madres de familia.

Esto lo quiero hacer con la más grande humildad y pidiendo disculpas a cada lector o lectora por las diferentes fallas que en cualquier sentido pueda presentar este escrito; créanme que mi mayor interés es aportar un pequeñito grano de arena en la construcción de una verdadera sociedad de la cual hago parte, que sea sensible y que nos brinde la posibilidad de una existencia en paz.

Que Dios y María Santísima nos bendigan abundantemente

ANEXO


PAPEL QUE CONSIDERO, DEBEN DESEMPEÑAR LOS PADRES DE FAMILIA EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS ACTUALMENTE


Hacer todo lo posible por combinar de la mejor manera un trípode ( 3 elementos o cualidades que deben tener quienes decidan ser padres de familia: amor o cariño – exigencia- información) esto se combina siendo afectivos (dando mucho amor) siendo normativos (exigiendo) y siendo asertivos( sabiendo decir sí o no y dando información pertinente y adecuada según la edad de sus hijos e hijas).
Con este precedente, hablemos de: SER PADRE Y MADRE DE FAMILIA HOY, ¡QUÉ GRAN DESAFIO!

- Si una familia está constituida normalmente por padre y madre, pienso que el primer papel es demostrar a sus hijos e hijas que pertenecen a un hogar fundamentado en el querer de Dios y eso significa que está sobre una base firme para brindar una buena educación.
- El siguiente papel consistiría en mostrar a sus hijos e hijas coherencia entre aquello que se piensa, se dice y se hace.  Esto es básico para una buena educación.
- Debe haber acuerdo en la pareja respecto a las decisiones que toman frente a sus hijos e hijas.
- Establecer normas claras, pero sabiendo que a medida que los hijos crecen, esas normas deben modificarse según se presente la necesidad.

- Estar muy pendiente de las amistades de sus hijos e hijas y no echar de menos la educación de ellos y ellas por los problemas de descomposición social que se ven. Recordemos que se nos pedirá cuentas de esa gran misión que se nos ha encomendado.
- Ser muy cuidadosos y cautelosos en la formación religiosa de los hijos e hijas.
- Estar muy pendientes de los programas de televisión que ven nuestros hijos e hijas y también del acceso a la tecnología (sobre todo cuando son menores de edad).
- Permitir que el hijo o la hija estudie lo que le guste. Lógicamente que se le puede ayudar en esa toma de decisión si así se requiere, de pronto se nos pide alguna opinión.
- Proveer el alimento, techo, vestido, medicamentos, etc. que sus hijos e hijas necesitan.
- Propiciar el dialogo para tener esa buena herramienta en la resolución de los conflictos.
- Formar esos hijos e hijas en los buenos modales, de tal manera que después sean proyectados en la sociedad.
- Orientar bien a los hijos e hijas para que adquieran una educación sexual responsable.
- Enfatizarles mucho en que los grandes principios no son negociables.
- Asignarles tareas para que colaboren en las labores del hogar.
- En lo posible propiciarles un buen espacio físico para elaborar sus tareas escolares.

Sé que aún falta mucho para decir en cuanto al papel que deben desempeñar los padres de familia en la educación de los hijos e hijas actualmente, pero creo que si nos proponemos a cumplir con aquellos que se han descrito muy seguramente se contribuirá en gran medida para tener no solamente hogares buenos sino una sociedad que se sienta orgullosa de recibir unas personas bien formadas, que le van a aportar grandes elementos para su crecimiento y desarrollo.

Sería una loable tarea que aunque dura y difícil nos reportaría grandes satisfacciones como padres y espiritualmente también nos sentiríamos bien recompensados.  Ánimo y luchemos por hacer bien las cosas.

(Esta es una visión o enfoque histórico-espiritual-humanista: Histórico por la tradición en la formación de familias, espiritual porque ése es el querer de Dios y humanista en el sentido de ser familias formadas por seres humanos) Miguel Angel Pérez Idárraga.

Para finalizar miremos una cita de José Antonio Marina (Filósofo, ensayista y pedagogo) relacionada con los tres pilares fundamentales de la educación: “Los padres solos no pueden educar a sus hijos, hagan lo que hagan, porque no pueden protegerlos de otras influencias muy poderosas. Los docentes solos no pueden educar a sus alumnos, por la misma razón. La sociedad tampoco puede educar a sus ciudadanos, sin la ayuda de los padres y del sistema educativo. La intervención de padres y maestros es imprescindible, pero todos debemos conocer sus limitaciones y reconocer que en la tupida red de influencias en que vivimos, todos ejercemos una influencia educativa, buena o mala por acción o por omisión… es imprescindible una movilización educativa de la sociedad, que retome el espíritu del viejo proverbio africano: para educar un niño hace falta la tribu entera”.

Autor: Miguel Angel Pérez Idárraga.

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